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#Novedades de la industria
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Airbus y Boeing listos para dejar caer el avión de combate canadiense?
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Airbus y Boeing podrían considerar retirarse de la licitación lanzada por Canadá para nuevos aviones de combate. Ambos fabricantes supuestamente creen que el proceso ha sido amañado a favor de Lockheed Martin.
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Fuentes de la industria citadas por Reuters dijeron que en las últimas semanas Boeing, Airbus y Saab, tres competidores en la licitación canadiense, se han quejado oficialmente de la forma en que la licitación parece favorecer al cuarto candidato, Lockheed Martin.
En 2015, una de las promesas de campaña del actual Primer Ministro Justin Trudeau era reducir el presupuesto de adquisiciones para reemplazar la anticuada flota canadiense de F-18, lo que significaría no comprar el F-35. En cambio, el país adquiriría "una de las muchas opciones a bajo precio que mejor se adaptan a las necesidades de defensa de Canadá".
En este contexto favorable, Dassault Aviation había decidido en un principio estar en la carrera. Sin embargo, en noviembre de 2018, el fabricante francés retiró su candidatura. El director general Eric Trappier explicó la decisión en una audiencia con el parlamento francés, el 22 de mayo de 2019:
"Es imposible vender el Rafale a los países miembros de los Cinco Ojos, no porque no sea interoperable [...] sino porque esta red ha establecido reglas que se niegan a comunicarnos y que pretenden que sus miembros trabajen juntos. Además, con Canadá viene la cuestión del Comando de Defensa Aeroespacial de América del Norte, NORAD. La posición de Dassault fue adoptada por Francia que, en consulta con la empresa, consideró que, dada esta limitación, no podíamos comprometernos".
"Cinco Ojos" es una alianza formada durante la Segunda Guerra Mundial que reúne a servicios de inteligencia de Estados Unidos, el Reino Unido, Canadá, Australia y Nueva Zelanda. En cuanto al NORAD, es un organismo binacional encargado de defender los espacios aéreos de los Estados Unidos de América y Canadá.
Estos dos elementos planteados por Eric Trappier explicarían la decisión de Canadá de excluir al Rafale, así como al Gripen del Saab.
Las recientes concesiones del gobierno canadiense sugieren que podría estar dispuesto a dejar de lado a Boeing y su F-18 Super Hornet y el Eurofighter Typhoon ofrecido por Airbus
Cuando se abrió la licitación en 2010, Washington se enfrentaba a un obstáculo importante. De acuerdo con la ley canadiense sobre adquisiciones de defensa, una compañía extranjera debe prometer invertir el equivalente del valor de un contrato en negocios locales para fortalecer la industria canadiense.
Sin embargo, esto contradice directamente las normas del consorcio Joint Strike Fighter, que prohíbe a los países socios exigir beneficios económicos como requisito previo para la compra de la aeronave. Canadá es uno de los nueve países socios del programa JSF
Pero la situación ha cambiado bastante desde entonces. Bajo la presión de los Estados Unidos, que amenazaron con no participar en la licitación, Ottawa aceptó abandonar sus condiciones.
Mientras tanto, Lockheed Martin afirma haber reducido el precio por unidad para el F-35 en un 60%, de 200 millones de dólares en 2007, cuando comenzó la producción, a menos de 80 millones de dólares a finales de año, satisfaciendo así las promesas electorales de Justin Trudeau
A pesar de las protestas de otros fabricantes, el gobierno canadiense niega cualquier trato preferencial a Lockheed. Pat Finn, viceministro adjunto a cargo de adquisiciones del Ministerio de Defensa canadiense, dijo que también se hicieron cambios en los requisitos a petición de Boeing, Airbus y Saab.
En 2016, Boeing había expresado una objeción similar cuando el Ministerio de Defensa danés eligió el Lockheed F-35 en lugar del F-18 Super Hornet. El fabricante incluso demandó al Ministerio de Defensa danés después de que éste decidiera no revelar los archivos de evaluación relativos a su elección. Boeing afirmó que quería "una mejor comprensión del proceso de evaluación, en el que[ellos] creen que el Ministerio cometió una serie de errores críticos y omisiones en su evaluación". Pero el 23 de marzo de 2018, el tribunal de Copenhague emitió su veredicto: la negativa fue legal.